Tuve la suerte de conocer a Eduardo tanto profesional como personalmente.

Profesionalmente, Eduardo era un poco el apéndice del despacho en Valencia. Conocía a todos los jueces y magistrados de la localidad, en donde tenía un reconocido prestigio. Eduardo nos ayudaba con los asuntos que tramitábamos allí. Siempre seguíamos sus recomendaciones y la estrategia que el marcaba.

Eduardo era un sobrio jurista de convincente oratoria que disfrutaba con el ejercicio del derecho ante los tribunales. Cierto es que se revelaba vehementemente frente a las poco fundamentadas decisiones judiciales. A veces, con irónica sorna me decía: «Parece que las secciones pares de la Audiencia aceptan la prescripción y las impares no«.

albors_serrano_DEPComo persona creo que la mejor definición que se puede dar de él es la de que era un Señor. Culto, buen conversador, con un humor ácido y no exento de genio. Le gustaba venir a Madrid y, si coincidía con la Feria de San Isidro, siempre teníamos la ocasión de compartir un par de corridas de toros. También le gustaba venir al cóctel de Navidad del despacho en donde departía animadamente con los invitados.

No puedo dejar de recordar que se venía a mi despacho para, clandestinamente y a escondidas, fumarse un par de cigarrillos.

Tanto Eduardo, como su esposa María Antonia, nos distinguieron a mí y a mi familia con su cercanía y su sincero cariño y afecto que, desde luego, fue absolutamente recíproco.

¡¡Hasta siempre querido Amigo!!

Javier Galiano

 

 

En recuerdo a Eduardo Albors Serrano, gran profesional y mejor persona.

Conocí a Eduardo Albors Serrano a comienzos de los años 90, cuando él ya tenía una acuñada experiencia profesional y dirigía su propio despacho en Valencia. Y desde entonces mantuvimos siempre estrecho contacto personal y profesional durante bastantes años, pues tuvimos oportunidad de colaborar en muchos asuntos. Naturalmente, yo tuve la suerte de aprender con él y adquirir una intensa experiencia, pues por entonces Eduardo tenía interminables anécdotas tanto de su etapa trabajando para SGS en el puerto de Valencia como ejerciendo posteriormente la abogacía.

También tuve oportunidad de divertirme mucho con él, pues era ingenioso y también sarcástico, tanto cuando relataba anécdotas como cuando visitaba los Tribunales y comentábamos los asuntos. Aunque siempre trabajó desde Valencia, venía con frecuencia a Madrid y disfrutábamos de sus visitas en el despacho, en muchas de las cuales pudimos trabajar con él preparando escritos y estrategias de actuación. Desde luego, toda una suerte y un privilegio para alguien como yo, que estaba entonces en los comienzos de su actividad profesional.

Muchas gracias, Eduardo, por tus lecciones personales y profesionales.

Javier Portales